sábado, 11 de junio de 2022

Privacidad

Ese es el problema, corazón, el meollo del asunto. 

Cuando llegas a tu cama, un montón de fantasmas te esperan. Aquellos que te susurran y te tocan. 

Son tantos que ya no importan. Son tantos que ni nombre tienen. 

En cambio, en la mía solo hay uno. Uno con tu cara. Uno con tu voz. 

Uno que me arropa y me abraza al acostarme. 

Por eso no lo he sacado. 

Por eso no se va.