domingo, 16 de septiembre de 2012

La noche es más oscura antes del amanecer.

Todo estaba frío. Podía sentir la respiración caliente de ella en mi hombro. El mundo se paraba por un segundo mientras dos personas, en una parte recóndita del mundo, sufrían de un hermoso momento... o al menos para uno de los dos. La gente al alrededor no sabía que podía ser importante, o no, simplemente no les importo. La noche estaba estrellada, sin ninguna nube en el cielo. Mis ojos y los de ella, perdidos en el profundo firmamento el cual a inspirado sin numero de poetas y escritores, y hoy, acompañaban la noche de un joven perdido y una joven con su carril definido. Las palabras sobraban en ese momento. Los dos sabíamos lo que el otro pensaba, nadie puede negar eso.
-La noche esta hermosa, ¿No lo crees?- Dije intentando romper esa barreta que se armaba entre los dos.
-Hermosa, más que otras.-Dijo ella, respondiendo ante mi pregunta. Se oía desanimada.
Me levante ligeramente, hasta quedar semi sentado, mirándola.
-¿Que te sucede?
Ella cerro los ojos por unos momentos. Quería insistir en mi anterior pregunta pero tampoco quería interrumpir su momento de concentración.
-Ee.... Nada.... Simplemente, tengo mucho frío.
-¿Quieres mi chaqueta?-Le dije mientras extendía mi chaqueta hacía ella.
-Gracias-Dijo de mala gana y la cogió de la misma manera. Lo hacía por que esa no era la razón por la que estaba así, y los dos lo sabíamos.
Me acosté al lado de ella, retomando mi puesto, abrazándola ligeramente. Ella rechazo mi proposición. Sabía que ella no quería nada, y yo, un simple perro que persigue un carro inalcanzable, sin posibilidad de ganarle a esa fuerza que impulsa a su conductor a ir a una parte, claro, sin mi.
Empece a castañear por el frío. Lo hacía muy levemente para no advertirla de ello, obviamente fue inútil. Encendí un cigarrillo para poder calentarme un poco. Se sentía bien. Amortiguaba el dolor que sentía por su indiferencia. La conocía desde hace poco, pero en eso, puedo meterse mucho en mi vida. ¿Que por que no he sido capaz de decirle nada? Soy un cobarde, un gallina. Lo soy y siempre lo seré. Además, siendo el hombre que ella no espera, a tenido muchos más en su vida desde que la conocí, bueno, no muchos, pero vale más calidad que cantidad, siendo yo el más desdichado de esa ecuación.
-¿Quieres irte ya?-Dijo ella, levantándose un poco para verme.
-¿Lo quieres tu?
-La verdad si. No soporto que sufras frío por mi, una mala persona.
-No digas eso- Me levante para estar a su nivel.
-Si lo soy. Por todo..... lo que te hago.
-¿De que ha....?
Fui interrumpido por un beso espontaneo. Un beso que congelo mi ser. Un beso que nunca pude imaginar, que ni en mis sueños hubiera podido imaginar. Duro.... No puedo asegurarlo. Puedo ser una eternidad. Pudo ser nada. ¿A quien le importa?
-No quiero que te ilusiones-Me dijo parándose y alejándose.
-Nunca querida.... Nunca-Dije mientras me botaba de nuevo al suelo.
El cielo se iba volviendo cada vez más oscuro y su imagen se iba a cada segundo que pasaba. Ahora, mi única amiga era la luna, y su rostro. Oh su hermoso rostro se ve iluminado en la luna, cada vez que la veo.
-Adiós.........