viernes, 14 de junio de 2013

Descenso (Día 1)

     El tiempo se va acabando cada vez más, lo cual mortifica las últimas neuronas que sobran de mi precaria situación. El humo se confunde con mi pensar y las telarañas cada vez son más comunes. Mantengo alejadas mis dudas y soplo los demonios que aquejan mi existir. Trato de ahogar mis penas en alcohol, drogas y mares de de ignorancia y suelo distraerme con cosas cada vez más banales; Después de todo, la ignorancia a veces significa un pequeño bache de felicidad pasadera.
     Pero el miedo de sufrir, cada vez más, es difícil de disimular y ella se vuelve dueña de mi pensar y de la locura de mis letras. Aunque me convenza diariamente que no es para tanto y que no logra ser lo suficiente para romper los pocos hilos de cordura que me sobran, el problema es alejarla de mis prioridades (Que últimamente exigen un esfuerzo tanto físico como mental de mi parte). Cada vez empiezo a comprender que el problema no es quererla desde lejos, o siquiera la ausencia de su compañía; El problema es el dolor de su felicidad sin mi y su presencia punzante.
     ¡Maldigo las razones por las cuales llegue aquí! Los vicios llenan la mayor parte de mi borroso pensar, olvido muchas cosas, me distraigo con facilidad y eso es preocupante en cuanto a mi conciencia refiere. Necesito un pilar, una razón, algo por que seguir, pero lo que consigo es una astilla mas en mi odiado Modus Vivendi. Soy un poeta fracasado, un loco enamorado, un cobarde sin escrúpulos; celo el viento y los rayos del sol. A nadie le importa una mierda lo que piense, sienta o diga. Me expreso por notas vacías, sin emoción alguna, con ganas de ahogar en un atardecer barato. Vivo alrededor de gente que no le importo y muero por una chica la cual no me ama.

Asco de vida. 

sábado, 8 de junio de 2013

Las nubes del atardecer

-Para Juana Martinez: Gracias por la idea. Nuit heureuse, ma chérie.

Al estar acostado en su propia cama un sábado por la noche, escuchando su repertorio de música un poco peculiar, dejó su mente al viento, divagando como una red de pescador en un río profundo. Hacía tiempo que sus escritos ocupaban la mayor parte de su tiempo y limitaba su creatividad a su arte, pero en este momento se olvidó de todo solo por un momento, para pensar en sí mismo. De pronto, como sí una flecha imaginaría hubiera atravesado su pensar en cuestión de segundos, empezó a ser atacado por el tema al que más temía: La muerte. Le parecía que su existencia no era real, que todo podía ser una mentira y que el era otro de los incautos que vivía a gusto en la falacia que se nos plantea a través de la historia. Se sentía engañado y con una rabia que podría derretir el glacial más helado, pero al mismo sintió un miedo tremendo. Sudaba frío, temblaba y se sentía horrible; La experiencia era una nueva revelación para él. Sintió que no podía justificar su existencia, que no había nada después de está vida, que la religión era una excusa para asesinar y masacrar, y que la idea de un Dios superior era tan estúpida como cualquier divago de un niño de 8 años. Vomitó incontrolablemente en el suelo de su apartamento, no sabía como controlarse a sí mismo mientras una parte de su alma se rompía en mil pedazos como sus sueños. Pensó en la hora de su muerte cuando, con los ojos abiertos, la realidad empiece a desmoronarse y mostrar la horrible verdad que se esconde tras la felicidad y las emociones, al mismo tiempo que esa realidad nueva se desvanecía junto a su último pensamiento de lucidez. Le encantaba la filosofía, lo cual agrego un poco de escepticismo a sus pensamiento. Empezó a incorporarse de nuevo, mirando hacía la iluminada ventana que reflejaba la luz de la luna en sus ojos. Sintió que tanta belleza no podría ser una vil mentira, y sí lo era, podría ser una de las cosas más crueles que cualquiera pueda imaginar. Desconfiado, herido, plasmado en su propia realidad, sintió que la ciudad se iba abajo, y que con el se iría todo. Cayó sobre sus propios fluidos, mientras que con la boca suscitaba maldiciones a diestra y siniestra. Pensó que quería morirse en ese momento. El punto de su conclusión fue que, aunque fuera su mayor miedo, la muerte sería la única manera de resolver su incógnita, que la muerte es un paso a un mejor futuro o solo un balazo en falso en una vulgar ruleta rusa conocida como vida. Cerró suavemente sus ojos, mientras su cuarto se convertía en vidrios que se rompen, haciendo un insoportable ruido que el artista no pudo soportar, hasta que su cabeza, con tantos pensamientos que amenazaban con rompérsela, se dio por vencida junto a sus ganas de sentir dolor.
Despertó con el sentimiento de haber sido testigo de un milagro. No confundan con un milagro "divino", si no por un milagro que el mismo se había regalado. Tenía ganas de armar una revolución contra el mundo, demostrar que poco le importaba su existencia o sí quiera su futuro, cambiar el mundo empezando con su autodestrucción, y acabar con los conceptos que no lo dejaban dormir. Cogió su libreta de la mesa, ignoró su vomito rancio en el suelo, se puso un par de Jeans rotos y salió a buscar problemas, una nueva vista del mundo cruel, quererse muerto por unas horas y dormir al son de un tango y apuñalado por punzadas de Whisky.  

martes, 4 de junio de 2013

Acerca de tabaco y rosas. (Parte 1)

     Sí la vida te escupe, tu le escupes de regreso. Sí la gente te excluye, excluyelos de tu pensar: No merecen tu atención. Sí el mundo pierde sentido, dáselo de nuevo o destruyete con el. Son simples reglas para ser feliz, para soportar el peso de los días, de las semanas y poder seguir caminando contigo mismo a las espaldas. Hoy me he levantado con ese airecito de grandeza, con esas ganas de escribirme una novela que me saque de esta mierda, de creerme un filosofo, un poeta, pero que va: Es un día como cualquier otro.
     Soy una buena persona: Me disculpo después de eructar, sedo el puesto en el bus, ayudo a bajar a las ancianas, entre otras cosas. Tuve una infancia normal, jugaba, comía, cagaba como cualquier niño. En la adolescencia me metí a toda cultura urbana posible, pasé del bazuco al perico, desperté varias veces en la casa de algún desconocido y no me arrepiento de nada. Actualmente vivo en mi propio apartamento cerca a Nicolás de Federman, que está vuelto mierda, pero igualmente me encanta. Estudio Filosofía y letras en la Nacho. Trabajo en una tienda de ropa en San Andresito, y vivo de placeres simples y antojos baratos. Leo en mis ratos libres, suelo tomar en el Bar El Gato, y me encanta dormir junto a alguien.
     Al levantarme, note que mi compañía (Camila.....Sofia.... La verdad no me acuerdo de cómo se llamaba) se había ido. Dejo un beso y su número marcado con labial en espejo, junto a una botella de Whisky. Abajo se podía leer "Llámame". Odio las mujeres que intentan amarrarme, de que las vuelva a llamar, que las quiera un poco más allá de algo carnal. Sí algo he aprendido en mis años en este mundo es que el amor, si no es correspondido, es una perdida de tiempo y emociones. No siempre fue así, créanme: Lo intente. Hace tiempo estuve tragado de una nena, me encantaba su forma de ser, su forma de sentir el mundo, sus lindos cachetes y su amor por la literatura y la buena música. Solíamos leer juntos, dormir juntos, tomar juntos, pensar juntos y jodernos juntos, pero que va, la nena no sentía nada por mi: Simplemente era un amigo. La mande a su mierda, y tras varios fracasos amorosos junto a experiencias variadas me dieron la idea que el amor no termina como debe, y cuando lo hace termina siendo un problema. Desde esos tiempos, vivo de amores pasajeros, y me encanta. Es mejor estar solo, sin rendirle cuentas a nadie ni que nadie me joda por fumar o tomar mucho. Citando a Oscar Wilde "Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame". Vivo bajo esa política y me ha ido bien.
     Hoy me he levantado con ganas de más, de ir al Bar, volverme mierda y terminar en los pechos de alguna linda chica. Me paro, miro al sol apenas despertando y enciendo un cigarrillo, para empezar bien el día. Siento que será un buen día y sonrió al pensar que puede ser de mi día. Me pierdo en mis pensamientos mientras huyó de las tinieblas que acosas mi mente.