lunes, 8 de octubre de 2012

El diario. Pagina uno.

En estas paginas escribo mis últimos pensamientos, los últimos acontecimientos que llevaron mi vida a la basura. He decidido desaparecer y darle un reinicio a mi existencia. Ser un hombre nuevo y olvidar todo de una vez por todas. Ojalá lo lean y entiendan mi situación. Si me conocen, y quieren que sea feliz, no me busquen. Por favor. Ahora, me despido. Les deseo mucha suerte y espero que me comprendan.
-Henry Thompson.

8 de octubre del 2011
Hoy me he levantado. Agitado. Sudado. ¿Una pesadilla? No puedo recordar. Son las..... 6 de la mañana. Mierda, dos horas antes de lo esperado. No tenía sueño. ¡Que más da! Mi mañana transcurrió de la misma manera monótona de siempre: Bañarme, comer un desayuno de huevos batidos y pan, leer el diario y salir al trabajo. No tengo auto. Siempre debo irme en tren a mi trabajo. Trabajó en una librería, pero la verdad estudié literatura. Soy un escritor frustrado que ha nadie agradó. 
Esperaba en la fila, como todas las mañanas. Todo era normal y eso me estresaba. Antes no era así. Me gustaba el desorden, alcohol en las mañanas, drogas por las tardes y peleas o sexo por las noches, pero..... Todo este cuento del artista fallido, del hombre solitario e independiente cambia a la gente. Ahora, soy un libro aburrido, repetido y poco intrigante. Cada pagina es un solitario y triste pensamiento de odio.
¿Debería ir a trabajar? No le hará daño a nadie que no valla un día, ¿O si? ¡Ah! Otro problema mío: Tengo miedo de afectar a alguien para mal. Soy una persona muy considerada con todos. Desde un tiempo para acá solo reflexiono acerca de ello: De como pude mejorar la situación para todos........
¡Pero hoy no! ¡Pero hoy no, coño! Hoy todos pueden morirse. Salí corriendo, empujando a todo ser vivo. ¡Que se jodan si no les gusta! Voy a ir a un bar.... Si, a un bar. Me embriagare y no pensaré en nadie que no sea yo. Si, solo yo.... Solo yo por hoy.


Sentado, sudoroso, triste, aburrido. Estaba hay, en un bar. ¡Wow! Que locura mi nueva vida. Soy un desastre y siempre lo seré. He pedido cuanto alcohol puedo financiar con lo que traía en la cartera. Un vodka para empezar.... ¿O que tal solo vodka? Me gusta esa idea. El bar esta vacío. Solo estoy yo y el bartender. Pero... Mirando más detenidamente.... ¡Hay una chica! Esta a 3 mesas por lo menos. Soy muy penoso. No soy bueno para hablar con gente que no conozco. No soy muy sociable del todo. Pero, ¿Que coños me pasa? ¿Por que sigo imaginando un futuro con toda chica sensual que veo en lugares públicos?  Además de introvertido, Iluso. ¡Perfecto! ¿Sobre la chica? No es muy alta, pero no se le podría llamar pequeña. Es del promedio normal de una mujer. Tez blanca. Pelo rojo, como una llama. Unos labios rojos endiablados. Un saco verde y un pantalón negro. Unos converse negros. Me gusta el look de ella. He evitado el contacto visual con ella, ¡Como odio eso! Odio ver los ojos de un extraño encontrándose con los míos....... Pero sus ojos... Son verdes. No. Azules. No se que decir de ellos. Son hermosos y no puedo hacer nada con ello. Ya es tarde. Son las.... 7.  Llevo mucho tiempo sentado aquí, pero casi no me interese por mi bebida. Fue una perdida de tiempo. Pero lo más curioso es que la chica se quedo todo el tiempo hay. Extraño, ¿No? Cuando me levante de la mesa, me sentía un poco mareado, pero nada que no pudiera manejar. Pero, ella se me acerco. Si, la chica del pelo flama. Una sonrisa barata y una mirada de esos ojos bastaron para hacerme sentir incomodo. No podía dejar de pensar en ella, en su figura, en su rostro hermoso. Fue incomodo al principio, no soy una buena persona para ello. Su nombre es Skye. Skye Winston. Que nombre tan raro, ¿Eh? Aunque, me gustaba como ella lo decía con su aliento olor a fresa y sus labios de color rojo. Viví relativamente cerca de mí. Me pareció raro nunca haberla visto. La hubiera recordado. Hablamos por un buen tiempo. Cada vez perdía la pena con ella, y me soltaba. Era su personalidad lo que me ayudaba en ello. Hablamos por una dos horas. Luego, ya era muy tarde para seguir por aquí. Le di mi número y ella me el suyo con la promesa de hablar mañana. El primero que sucumbiera a la tentación de llamar al otro. Nos despedimos y me fui a mi casa. Estoy muy cansado y quiero dormir. Son las... 11. Dejare de escribir por hoy. Mañana sera un nuevo día. 

domingo, 7 de octubre de 2012

Lluvia, tristeza y recuerdos.

La lluvia hacía imposible ver cualquier cosa fuera de un diminuto rango de vista. Hacía frío. No sabía a donde iba, pero era lo que menos me importaba en ese momento. Mis pasos eran lentos. Sin gracia, sin sentido alguno. Estaba cansado. Llevaba unas cuantas horas caminando, prácticamente desde que empezó la lluvia. Las piernas me fallaron en ese momento. Caí de cara, sobre el asfalto mojado, sobre la sucia calle en la cual la ciudad pasaba sus días decadentes. Logre erguirme y quedar sobre mis sucias rodillas. Me gustaba como se sentía las gotas de la lluvia en mi cara. Mire arriba, buscando una ayuda divina, una última oportunidad para una pobre alma atormentada. Sabía que era inútil.
No podía olvidar su mirada, su aroma, su forma de caminar, su forma de decirme que todo estaba bien, sus labios con sabor a cerveza. La extrañaba. Los últimos días fueron tediosos para mi. Un carnaval de auto destrucción, de sueños rotos, de lágrimas perdidas sin ganas de vivir, de alcohol barato, drogas que lo que habían eran empeorar la situación; Y claro, todo sin olvidar el dolor más profundo: Ella.
Lo último que supe de ella, es que estaba feliz, con otra persona. Claro, es mi culpa. ¡Cobarde! ¡Sucio canalla! ¡No mereces ni el solo recuerdo de ella! Todo es tu culpa, ella no esta contigo por que no la mereces. Todo, absolutamente todo, es culpa tuya.
Quería llorar, gritar y morirme en ese lugar, en medio de la calle y ser otro anónimo más. Pobre hombre, ¿Que le abra sucedido? Pobre hombre, Dios lo bendiga. No hay cura para un corazón roto. ¡Mierda!
Me erguí y seguí mi camino. Quería llegar a un lugar que fuera bienvenido. Un lugar que me hiciera olvidar todos mis problemas, que me hiciera olvidar que existía.... Al menos por unas cuantas horas. Oía a perros muy lejos. ¿La luna? No me hables de esa zorra. Caminar, caminar, caminar. ¿Que más puede hacer un hombre desesperado? Soy un caso perdido. Después de que pensé conocerla. Después de esas noches en vela pensándola. Después de ayudarla a que sea feliz a toda costa.... Especialmente a costa mía.
Seguía caminando, confundiendo las lágrimas con la lluvia, susurrando canciones tristes y rotas, pensando en ella y , como siempre había hecho, caminar a ciegas en un estado caótico buscando un futuro mejor. La noche se murió junto a tu recuerdo.
Buenas noches, dulce amor.