jueves, 28 de febrero de 2013

Un beso con sabor a cigarrillo triste.

Odio los jueves. Pueden no pensar igual o tal vez sí, poco me importa, pero el punto es que odio los jueves. Son tristes, oscuros, sin futuro, sin sentido. No me gusta el estar en uno de ello. La lluvia cae suavemente. Mi cara disfruta la sensación de las gotas cayendo en mi cara, mientras mis brazos tiritan con el frío aplastante. Te deja pensar, silencia la ciudad y agranda tu recuerdo, tus cachetes, tu aroma. No es lo mismo, ¿No te parece? Extraño los tiempos en los que te hablaba de cositas interesantes, acariciaba tu pelo, disfrutaba de tu aroma, de tu compañía, pero ya no lo soporto. No es lo mismo. No eres tu, no soy, ¿Quien es? Las tardes son tristes sin ti. Ahogo las penas en alcohol, remplazo los malos recuerdos por buenos recuerdos con las drogas y esfumo esos recuerdos con el cigarrillo. Mi vida es un desastre sin ti. No tengo control, no tengo razón porque tenerlo. Se ha ido mi princesa, mi cariño.
No te hagas la desentendida e intentes evadir esto. No es lo mismo, ¿No te parece? Sé que no me amas, o tal vez sí, pero escondes todo tras una cortina confusa. Es difícil quererte bajo esas condiciones, y el amor se va. Ya no es lo mismo.
Sentado en la acera, mirando a la gente pasar, con su mirada confusa, sentimientos mezclados y su cara de ciudadano jodido, disfruto de mis penas, cigarro en mano, sol de atardecer, te sigo extrañando, te sigo esperando. Quiero contarte un cuento, acostarme contigo y disfrutar de nuestros silencios, como antes, pero ya no es lo mismo.
Quiero tus labios, tus tristes labios que dicen mentiras y entristecen mi alma, quiero que me digan que todo está bien, que me quieres, que me digan te amo y mueran ahí. Sentado en está acera, espero tu beso con sabor a tabaco triste.