Siempre me imagine el paraíso de colores, una relación indolora, un amor de finales de la guerra, y al final, por la razones que se especifiquen, se boto todo a la caneca, y desde lo más profundo del sentimiento del amor, se siente una apuñalada de ira hacía alguien. Siempre he querido hacer las cosas bien con alguna pareja, y siempre lo he intentado, y esta vez, la más importante de todas, no logré sacarle todo el provecho a esa persona, y lamentablemente la ira me corrompió, y todo lo demás lo hizo también. Puedo quedarme con la imagen de esta noche, de esta noche sin luna ni cariño, e imprimirla en mi cabeza un millón de veces, de sentir su rabia, su odio; pero no lo haré, al contrario de lo que se puede suponer, elegiré recordar esas noches frías en donde nadie importaba, en el que en medio de gente anónima yo la quise y ella me quiso, y en ese momento me sentí el hombre más afortunado del mundo. En esas risas tontas, en mis promesas vacías, en tus cariños rotos, en alcohol portátil, en humo azul. Yo tomaré el camino del cariño y no guardaré nada de rencor (aunque a alguien le parezca estúpida esta afirmación porque tal vez todo fue mi culpa) y mantendré mi amor encendido por mucho tiempo, hasta que la llama se apague y vuelva a mi fondo frío.
Estás dos semanas las sacaré de mi mente, exceptuando las partes importantes que me ayudaran a mejorar como persona, y guardaré solo aquellos ingenuos momentos donde su sonrisa adornaba mi vida, y que cada día que pasara era un paso para llegar a ella y romper todas sus paredes.
Me falle, le falle, nos falle. Me gustaría que todo progreso no fue en vano y que las partes lindas suprimieran las partes disgustantes y las palabras fuertes, pero no soy nadie para rogar por un destierro de mi mente, y mucho menos de la de ella.
Solo quiero decir que fui muy feliz......