viernes, 14 de marzo de 2014

Sobre el desquicio y el amor

     Mi ligera mente se retuerce en rabia, y cada vez más me convenzo que es para mejor, pero en mi interior siento que no tengo nada de razón y que la culpa la tengo yo. Hace poco leí la obra de El Túnel, y pude identificarme en un aspecto de Juan Pablo Castel: su división de consciencia. De poder querer todo y al mismo tiempo ver lo asqueroso del mundo. De querer a alguien con todo el alma, y sentir rabia al mismo tiempo. De querer destruir a una persona totalmente, pero que el amor simplemente no te deje.
     Siempre me imagine el paraíso de colores, una relación indolora, un amor de finales de la guerra, y al final, por la razones que se especifiquen, se boto todo a la caneca, y desde lo más profundo del sentimiento del amor, se siente una apuñalada de ira hacía alguien. Siempre he querido hacer las cosas bien con alguna pareja, y siempre lo he intentado, y esta vez, la más importante de todas, no logré sacarle todo el provecho a esa persona, y lamentablemente la ira me corrompió, y todo lo demás lo hizo también. Puedo quedarme con la imagen de esta noche, de esta noche sin luna ni cariño, e imprimirla en mi cabeza un millón de veces, de sentir su rabia, su odio; pero no lo haré, al contrario de lo que se puede suponer, elegiré recordar esas noches frías en donde nadie importaba, en el que en medio de gente anónima yo la quise y ella me quiso, y en ese momento me sentí el hombre más afortunado del mundo. En esas risas tontas, en mis promesas vacías, en tus cariños rotos, en alcohol portátil, en humo azul. Yo tomaré el camino del cariño y no guardaré nada de rencor (aunque a alguien le parezca estúpida esta afirmación porque tal vez todo fue mi culpa) y mantendré mi amor encendido por mucho tiempo, hasta que la llama se apague y vuelva a mi fondo frío. 
     Estás dos semanas las sacaré de mi mente, exceptuando las partes importantes que me ayudaran a mejorar como persona, y guardaré solo aquellos ingenuos momentos donde su sonrisa adornaba mi vida, y que cada día que pasara era un paso para llegar a ella y romper todas sus paredes.  
     Me falle, le falle, nos falle. Me gustaría que todo progreso no fue en vano y que las partes lindas suprimieran las partes disgustantes y las palabras fuertes, pero no soy nadie para rogar por un destierro de mi mente, y mucho menos de la de ella. 
     Solo quiero decir que fui muy feliz......

domingo, 2 de marzo de 2014

Coffee and cigarettes.

     Un vació, amores correspondidos y un cigarrillo solitario. La soledad me dominaba y las personas simplemente no me satisfacían. Pensé que mi vida era un pico, y la nieve empezaba a sobrecargarme y volverme más frío. Mi visión se nublo y perdí el camino. Miraba la ciudad con asco, me sentía con ganas de mandar todo a la mierda y botarme al abismo que me amenazaba desde un buen tiempo. Después que perdí a mi último soporte, que aunque lejano me ayudaba a mantenerme a flote, me sentí caer de una vez por todas a la oscura inmensidad, y decidí hacerlo como dios manda: ahogándome en alcohol.
     Ese día me salve, o me salvaron para ser más específico. Sus ojos que te envuelven y te vuelven loco, en una nube que nunca sabrás de que color es, pero son sinceros como las ventanas de su mente y persona. Es imposible no enamorarse de ella, porque ella está rota, como mis mañanas, como mis miradas, como mi mente, y siento que ella llena esos vacíos en mi, que ella llena mi necesidad darme una razón, de querer ser alguien mejor por amor, de embriagarme en frente de las estrellas, acostarme y ver su mirada, su sonrisa y decirle que la amo, que le demostraré que tengo razón, aunque a veces yo mismo demuestre que no, lucharé por llenar sus sueños, de que su mirada no refleje tristeza, de limpiar su odio y darle el mejor momento de su vida.
      Muy pocas veces he podido agradecer de verdad a una persona, simplemente se me hace aburrido y difícil considerar que alguien a llegado a importarme o impactarme lo suficiente para afirmar que sin ellos estoy perdido, pero ella es una de ellas, y siento que su pelo flamante me envuelve en el infinito y me da calor en el frío continuo que a veces acompaña mis noches muertas. Me siento muerto, pero con un propósito de alcanzarla y devolverle el favor de salvarla a costa mía.
       Y las palabras se me hacen cortas, y la noche está muy confusa para seguir, pero siento que le inmensidad nos falta, corazón. Todo se resume a esto: la amo.
       Feliz mes, chica.