miércoles, 11 de diciembre de 2019

Solo quería volar


A quien corresponda:
Puede que sea la última vez que sepas de mi, y espero que ésto no suene a amenaza, solo información. Siento mi corazón como un caballo cansado, que sigue corriendo por inercia, pero ya no puede dar más. Siento un peso en el pecho que no me deja respirar y, cada vez más, no encuentro una razón para hacerlo seguir. Te quiero, pero tu no ha mi, y lo comprendo, y un paso que di es poderlo aceptar sin tapujos, pero esa realización me dejó más vacío que lleno, sin poder girar por ninguna salida.
Siento ser así. Siento llenarme de cosas malas y estoy harto de disculparme por cómo soy. Soy el retrato y soy Dorian, soy la mancha y la pulcredad, soy y dejo de existir en una contradicción eterna. Voy a irme muy lejos de ti. Voy a perderme lo más que pueda. Voy a dejar de ser esto en que me convertí y volver a aquello que me dejó tan vacío. Dejar esto en lo que me volviste. No te confundas, descubrí otra parte de mi, hice feliz a otras personas y fui bueno por un tiempo, pero ya no puedo con pensarte todo el tiempo. Necesito enterrarme otra vez.
Me despido dejándote mi cajita de recuerdos, mis sonrisas y lágrimas, un extravío de todo lo que soy. Te llevaste una parte de mi y te dejo la otra. Mi corazón no se rompió nunca, solo se venció bajo el peso de el mismo.
Esta es la última vez que seré.

martes, 9 de julio de 2019

Frío que calienta, calor que hiela

     Era aquella mañana que salí de mi casa un poco más valiente que de costumbre, un poco más aventurado hacia la realidad. Quise verla y por ello salí a la calle. Sabía que era una mala idea y me iba llenando de recuerdos y de pensamientos paupérrimos que sabía que nunca iba a ser capaz de realizar cuando la viera. Cada paso era una eternidad. Cada idea era un clavo en mi ataúd. Aún así seguía avanzando hacia donde ella se encontraba. Múltiples veces ella me había rechazado. Trataba de hablarle pero por alguna razón, que igual desconocía, ella ignoraba mis mensajes con una respuesta que era igual de ambigua que nuestra relación durante estos meses. Solo quería decir adiós inútilmente, porque ella ya lo había hecho cuando todo acabó: igual quería hacerlo. Todas las hojas caían ante mí. Todos los lastres que me seguían al momento de no decirle que se quedará conmigo, que yo la quería, que sin ella mis domingos se quedarían en el olvido. Hacía un calor impresionante. Odio el calor pero no sabía en que más dirigir mis pensamientos si no era a ella, a lo que habíamos vivido y porque ella, esa tarde aleatoria, había accedido a poder hablar conmigo. 
     Nos encontramos en un parque habitual. Era un parque circular. Dentro se encontraban jóvenes hablando, familias jugando y uno que otro turista que visitaba la ciudad. El viento era inclemente y mataba aquellas pequeñas plantas que se aferraban al tronco que las vio crecer, sin embargo, el sol seguía siendo aún más reacio con las personas que nos encontrábamos allá. Cerca a la fuente, con su cabello rojo y sus ojos cafés gigantes se encontraba ella. Me quedé sin palabras al verla. Hacía mucho tiempo que no la miraba y sin duda me encanto como el primer momento en que la ví. No sabía si darme la vuelta, recorrer los pasos de mi atadura y olvidar lo que pasó, pero no pude y seguía adelante. Estaba sudando viendo la chica que me encantaba y que siempre lo hará. La saludé con una broma mientras acariciaba su hombro a lo cual ella respondió con un gesto y una sonrisa educada: sabía que ésto no terminaría bien. 
     Me senté al lado de ella mientras ella seguía jugueteando con el agua estancada de la fuente. Seguía en sus pensamiento mientras yo intentaba llamar su intención siendo lo más torpe que podría ser. Estaba cambiada desde el último momento en que la ví, donde no me quise derrumbar pero estaba destruido por dentro, cuando supe que había dejado atrás a aquello más quería pero había dejado ir porque era lo mejor para ella. La afronté. Le cogí el rostro y la miré fijamente. Le conté aquello que me había sofocado durante todo este tiempo: que la quería, que no la podía olvidar, que supe que era un error haberla dejado marchar con su corazón en la mano y llanto en sus ojos, que sin duda quería agarrarle la mano y darle un beso que le llenará los vacíos que tenía por dentro. Al haber desbordado todo aquello en su presencia, ella agarró mi mano, que había puesto inconscientemente en su muslo y me dijó que me calmara, que ella  comprendía aquello que le decía pero que no era justo para ella, que no era lo mejor y sin duda su vida había agarrado otro rumbo cuando ella no me seguía, cuando ella no se mataba la cabeza con sentimiento. Me sonrío y asentí, destruido, derrotado. Ella se marchó alegando que otra persona la esperaba. Me dió un beso en la mejilla y me dijo adiós. 
     Ví el atardecer, escuchaba ya el sonido de las cigarras que solo suena en ese clima caliente que las desespera, atrapadas en un caparazón para toda su vida sin poder desgarrarse la piel y ser libres. Simplemente quise ser una de ellas y morir desangrado en aquel cielo anaranjado que infinidad de personas han mirado con desdén, rabia, tristeza, alegría, furor, placer. Empecé a llorar. Nunca lloro, pero poder hacerlo en ese momento fue cuando supe que era humano, que estaba bien poder desahogarme de una manera natural y decirle al mundo que ella me dolía y que su recuerdo me acongoja. Fuí feliz de estar vivo y poder sufrir y disfrutar la pintura cósmica que me regalaba el atardecer. Soy y seré. 
      Desperté sin estar abrumado. Solo abrí mis ojos hacia aquel muro rojo de mi cuarto. Realice, aún en mi aturdimiento, que todo había sido solo un sueño. Suspire y baje la mirada al saber que el momento más feliz y triste de mi vida había sido solo un sueño más, igual ella todavía no me responde y no hace calor, solo frío. 

jueves, 28 de marzo de 2019

Aceptar

     Eran las 2 de la mañana. Salí porque quería un cigarrillo y hay una señora en mi esquina que los vende hasta las 6 AM, pero eso ya lo sabías, ¿no? Me senté en un pequeño muro al lado de la señora y empecé a ver como el humo se desvanecía en el infinito. Otra vez el pensamiento hacía tí. Otra vez he vuelto a pensar en tí. Rápidamente agite la cabeza e intente concentrarme en algo más, pero ya era en vano. Boté el cigarrillo y empecé a caminar en la mitad de la avenida puesto que a esta hora no pasan carros, pensando que debería hacer puesto que ya no me alcanza la cordura para seguir con ésto.
     Intenté contactarte, encontrando cuanta excusa existiera para poder hablarte y romper el silencio que se impuso entre los dos. Se de tí, se de tu vida, o más bien lo poco que llegaste a contarme o lo que dicen el limitado acceso que me permito a tus redes sociales. No quiero ser inoportuno ni mucho más, siendo obvio que tienes a otra persona y muy seguramente lo amas como algunas vez me amaste a mí. Todo eso me digo. Todo eso me repito en mis contados momentos de lucidez. Una y otra vez, como un tocadiscos descompuesto. Me convenzo de que ya no estás, ya no eres, dejaste de ser y ahora eres otra memoria, otra persona y no lo que yo pienso que eres. Probablemente ni siquiera te importe que me pase, probablemente nunca leas ésto, pero al menos debo intentar que estas palabras, esperando que sean las últimas, se lleven tu nombre de una vez por todas.
     Me arrepiento de haberte dicho adiós la última vez que te ví. Lamento que la última vez que estuviste acá no me aferré a tí y te dejé ir. Lamento no haber sido consiento. Lamento no haber podido desprenderme de tu olor tan rápido como lo hiciste tu. Lamento haberme enredado en tus sábanas más de la cuento. Lamento no haberte dicho "amor" una última vez. Lamento no agarrarme de tu mano tan fuerte como tu lo hacías. Lamento haberte mentido cuando preguntaste si eso que escribí era para tí, porque sí lo era. Lamento no poderte dejar tan fácil como alguna vez lo hice, y lamento haber tenido razón al decir que sin mi serías más feliz.
     Encerrado en esta habitación, en mi reclusión voluntaria, en mis grilletes personales, no puedo cerrar los ojos sin ser atacado por sentimientos. Olvidé tu rostro. Olvidé tu voz. Olvidé tu aroma, pero no logró olvidar el vacío en mi. Recuerdo cuando dijiste que no se trataba de superar, se trataba de aceptar. Justamente me parecían patrañas y simplemente fui remplazado, pero al fin al cabo no todos superamos igual, ¿no? Así que me acostaré, esperando que cuando salga el sol duela un poco menos y sea más tenue el velo que te cubre en mi cabeza. Una tras otra estas pastillas limpian todo lo amargo, excepto el recordatorio de que allí estás, en alguna parte, viendo la misma luna que yo pero sin mí.

miércoles, 2 de enero de 2019

Come over

     Entro y la casa está sola. Nadie está y lo sé, se fueron sin mí, a petición mía. Todo es oscuridad y la soledad se siente. La casa pierde su vida inhabitada y solo quedan sombras del pasado. Fantasmas mentales me atacan en forma de recuerdos, diferentes personas que han pasado por este corredor y no se han quedado. Tu sí. Subo a la habitación y la encuentro como la deje, como un reflejo de mi alma y mi psiquis, una proyección de lo roto, un conjunto de palabras que quedaron marcadas y siguen como una espina encarnada, un poco de rosa que da a saber que lo bello puede ser doloroso, que lo bello tiene un precio al obtenerlo.
     Ven. Arráncame esta pena, arráncame esta tristeza, destrúyeme  y constrúyeme, se mi pegamento, se mi martillo, destrozame con tus uñas, ensordeseme con tus gritos de placer, déjame volver a hacerte mujer, aferrate a mi y llevate la tristeza, por un rato, por una noche, por unos meses, por un verano, por un invierno, vuélveme a llenar un poco, hazme sentir algo, así sea asco, así sea cariño, ¿qué puedes perder? ¿qué puedes ganar? sabes quien eres, sabes que sigo allí, un poco latente, escondido, tímido, dentro de ti, ¿una espina? ¿una semilla? estoy esperándote, donde todo empezó a terminar, donde siempre, en nuestro mundo escondido, en el que jugueteabas con mi pecho, en el que te reías de tonterías, donde nos entendíamos a pesar de todo, ¿piensas que es a otra persona? descubrelo, ¿qué importa? ¿a que le temes? ¿temes que tenga razón? ¿temes que sea mentira? ven, llenate de calor, llenate de sentimiento destructivos, amorosos, cariñosos, de odio.
     Llama y ven. Estaré esperándote.