martes, 23 de julio de 2013

El tiempo sigue fluyendo.

     Para ella.

     Negra oscuridad, humo azul, locura en crecimiento, litros de alcohol, pensamientos difusos, sentimientos no correspondidos, amor de poeta, ciudad muerta, café de medianoche, cigarro de amanecer, abrazos suicidas, besos perdidos, soledad prominente, sangre roja, casas azules, nubes negras, luces vagabundas. El tiempo sigue fluyendo. Tic, tac, tic, tac. Cada vez me siento más solo, más débil. Tic, tac, tic, tac. Las paredes de mi habitación me deprimen, llueve a cantaros, la ciudad grita de vicio y pecado. Miro por la ventana y solo logró divisar a la luna que ya no es mía, está muy lejos y me dejo siendo una parte de un ser mayor; No soy nadie sin ella, solo una parte que seguirá incompleta. Tantos días que la desprecie, cuantas noche que la quise, cuanto me arrepentí, cuanto la pensé, cuanto la desaproveche. Tic, tac, tic, tac, la luna, la ciudad, su nombre, las flores que le dí, el alcohol en la sangre, su hermosa voz en mi cabeza, la canción que nunca escucho.
     El serio problema que siempre termina derrumbandome es este remolino de ideas. Me las arreglo para no pensar mucho, ahogando mis penas, abriendo mi alma, abriéndome a la ciudad; pero la soledad me aqueja y debo volver a la tormenta. Solo pensar, al menos un segundo, en lo que a ella concierne, sobrepasa mi entendimiento, mi paciencia, y me hace sentir una nulidad, indefenso, sin esperanza. Acudo a los libros por respuestas y cada vez que queda un sabor aún más amargo en la boca, acudo a las letras y solo se plasman pensamientos desorganizados y tristes. Los amigos ya no están, solo gente anónima con mascaras y recuerdos al borde del olvido. Me siento perdido en una ciudad fría, oscura, el cielo no cambia y lo logró sentirme bien sin acudir a agentes externos. Necesito su luz, su cariño, su pensar, su aroma.
     Aunque a veces pienso en una vida sin ella, no logró encontrar un situación que me favorezca. El cielo está gris y el espejo me devuelve una imagen demacrada, sin nada más que angustia. Imagino a La Muerte Roja viniendo a por mi, en una carrera mortal donde hay un claro ganador y un pobre perdedor. ¿Podré verla? ¿Podré estar con ella aunque sea solo un momento? No sé que más hacer, y volveré la espalda a las responsabilidades, solo por aullar a mi luna imposible.
     4:30 am. Tic, tac, tic tac., soledad, amor, tristeza, deseo, cobardía, arrepentimiento, oscuridad. ¿Qué será de mi? ¿Qué será de ella? Le escribo sabiendo que nunca leerá mis insulsas palabras; aunque sí la pudiera ver al menos una vez más, dejaría que el mar de mi pensar se desbordara sobre ella, decirle todo lo que nunca pude expresar y dejarla ir a un incierto y despiadado destino.

Tic, tac, tic, tac. 
Sigo esperando en la oscuridad.
Tic, tac, tic, tac.