jueves, 28 de junio de 2012

Lipstick Lullabies-Capitulo 1-El día


Las aves, las nubes, el cuarto que se corrompe con el paso del tiempo, como una planta descuidada. Hace tiempo que no salgo de aquí. ¿Que pensara Andrea? ¿Estará preocupada? ¿Sera que.....?
El timbre de la puerta me despierta de mis pensamientos. Hace tiempo no recibo una visita. Se me hace raro y pienso quien podrá ser. Da igual, no importa quien sea. Me siento un poco avergonzado por mi aspecto.
Decidido ha abrir la puerta me pongo una camisa negra vieja con la foto de Metallica, Unos jeans rotos y mis converse negros también rotos. La persona se desespera y empieza a timbrar más. "¿Que carajos querrá?" Pienso para mis adentros.
Abro la puerta sin mirar ni preguntar y hay aceptando que todavía estaba un poco metido en mis pensamientos. Carajo, por un momento creí que podría ser una visita agradable... Claro, si hubiera sido ella. Pero no, era Laura, la que empezó todo. La conocí hace un tiempo en un bar por aquí cerca. "La iguana verde" si mal no recuerdo. Antes eramos... Amigos, antes de que ocurriera lo de aq....
-Hola- Me dijo un poco asustada por mi aspecto y mi expresión distraída-. ¿Me recuerda?
"Como olvidarte"-Pienso para mis adentros.
-Claro-Hago una pequeña pausa pero debido a la situación se siente como una eternidad-. ¿Que haces por aquí? No esperaba a nadie... Y especialmente a ti.
-Perdóname, yo solo quería saber como estas y... -Toma un poco de saliva, lo hace sutilmente para disimular lo incomoda que se sentía-. Pedirte perdón.
Ya era tarde y ella lo sabía. Pensé en cerrarle y con ella dejar afuera todos mis problemas de una vez por toda, pero la curiosidad me gano y quería saber que diría.
-¿Quieres pasar?- Le dije con una sonrisa casi macabra dibujada en mi rostro.


Mi apartamento era un desastre, pero al menos la sala estaba un poco organizada y por vanidad me sentí mejor. Ella entro y marco su presencia y su aroma por el cuarto. Tenia ese perfume dulzón que alguna vez me encanto. Tenia un pantalón desteñido sin bolsillos, unas botas color café claro y una camisa que revelaba el hombro derecho. Su pelo era un poco despeinado pero a la vez se le veía el cuidado que ponía en el. Me gustaba como se veía, pero no quería volver a involucrarme sentimentalmente con ella.
-¿Quieres algo de tomar?-Le dije mientras ella se sentaba en mi descuidado sillón rojo.
-No, Gracias. No quiero quitarte mucho de tu tiempo.
-Como quieras- Le dije con un poco de desprecio, no había olvidado lo ella había hecho-. ¿Y bien?.
-Pues en los últimos días me he puesto a pensar y quería disculparme por lo que te hice.
-¿Por que no lo pensaste antes?-Lo dije casi gritando, aunque en el momento no me di cuenta.
-¡Al menos lo hice!- Dijo mientras se levantaba de la silla. Me pareció raro ese comportamiento en ella.
-¿Y para eso vienes? ¿Para gritarme después de todo lo que ha pasado?- Me levante para quedar a la altura de ella. Ella era un poco más pequeña que yo.
El día era soleado. Los pájaros cantaban y la gente se pudría en su labor cotidiana mientras yo estaba, en la mitad de mi inmundicia, al frente de la mujer que en algún tiempo cambio toda mi vida.
Vi sus ojos azules como un mar hecho para los dos. Vi sus carnosos labios (Tenía el labio inferior mucho más grande que el superior) con su labial rojo olor a cereza. Cuantas ganas tenía de besarla y acabar con esta mierda; Pero los recuerdos me invadian y me recordaban que no olvidara nada.
El tiempo se detuvo (por así decirlo) y nos quedamos mirando por un buen tiempo, hasta que ella rompió la tensión:
-¿Entonces no piensas perdonar y olvidar?-Lo dijo sin perder la mirada de mis ojos.
-Yo no fui el que lo quise así. Así que si no tienes nada mejor que decir vete.
Dio un giro sin decir nada. Su aroma salio disparado para todas partes atontandome por un momento. Al volver en mi, la seguí hasta la puerta. Salio sin despedirse pero a los dos pasos volteo y me dijo:
-Yo si te extraño,..... Y si lo siento por todo. Te quiero y me preocupas, no te pido que me perdones pero por favor, solo por compasión.-Lo dijo con lagrimas en los ojos y una mirada de nobleza extrema.
-Yo te amo, y ese es el problema.
Cerre la puerta y fuera de ella todos mis problemas.